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Siempre recordaré aquellos días que pasé en "el juego" aquellos días que solo formaba parte de un gran plan para acabar con seres humanos, aquellos días que solo era una marioneta más, sin ningún valor, sin vida, sólo con un poco de amor y horror....
Nos controlaban. Sigo teniendo pesadillas, con sus ojos, sus caras pálidas sin pulso. Es muy doloroso recordarlo, mejor que leíais el diario de los monstruos que nos hicieron esto.
Leah

miércoles, 7 de diciembre de 2011

capitulo 5

Día 5, 1er día en el campo.
Leah-
Empiezo a sentir los dedos, y vuelvo a estar en control de mi cuerpo, intento abrir los párpados, pero me pesan demasiado… vamos! Yo soy fuerte y al final consigo abrir un poco el ojo; al principio pienso que esta todo oscuro… pero cuando me fijo veo unos bultos esparcidos por el cuarto… ostras! Pero si son personas hechas bolitas!! Oigo pasos y cierro los ojos, vuelvo a oír unas voces, son roncas, y parecen seguras, tengo un presentimiento de que no debo parecer despierta.
Después de una hora o dos, las voces disminuyen, y vuelvo a oír los pasos, pero esta vez se alejan… abro los ojos y veo que cada persona tiene una vía con algún tipo de suero, cada uno de un color… que raro… pero… yo también tengo uno!! El mío es parece coca-cola…
Álvaro! Le veo, está ahí delante de mí su postura hace que parezca que le han tumbado de un golpe, está hecho un ovillo y tiene las manos sobre el estómago, su vía es de color azul, y tiene un moratón en la cara… hay otros 4 o 5 chicos y por lo menos otras 4 chicas…
Intento levantarme pero oigo un ruido que proviene del otro lado de la habitación me quedo paralizada, es como un llanto, levanto la cabeza y veo a una de las chicas, se está levantando, y me intento incorporar para ayudarla, cuando me ve ella también se incorpora con dificultad y cuando ve la vía su cara se cambia de asombro a terror puro, supongo que como la mía, la mira a los ojos y por primera vez desde que me trajeron a este sitio levanto la voz para decirla que me llamo Leah, al principio las palabras no salen de mi boca, y parece que ella intenta hacer lo mismo, pero que tampoco puede, hasta que al final consigue decir ella: -me llamo Leire, y tú?
-Leah- digo yo sin trabajo, ahora que ella ha empezado a hablar parece que nuestra dificultad para hablar se pierde.
Otro ruido, son 2 chicos que nos observan, y se incorporan
-yo me llamo Coke
-y yo me llamo Alberto, no hace falta que repitáis vuestro nombres, ya me he enterado.
Vuelvo a mirar a Álvaro y veo que se le mueven los párpados, me acerco para susurrarle que no se asuste, que yo estoy aquí a su lado, pero él se me adelanta me da un beso… ese deseo que tenía de pegarle un bofetón por dormirme se me desvanece enseguida, al fin nos separamos...
-veo que os conocéis…-dice Alberto, y Álvaro y yo nos reímos, volvemos a oír unas voces en la puerta y como acto reflejo, todos nos arrojamos al suelo y cerramos los ojos…



Diana, 
Día 5, primer día en el campo.
-          Aaaaaaah!!!
Qué pasa, unos chillidos de una chica, que vienen continuados de un grito de un chico. La confusión me invade, veo sombras a mi alrededor, crujidos de ramas y hojas. La confusión se convierte en miedo. Sus ojos azules y su pelo rubio se clavan en mi mirada. Pero en un segundo se ha ido, dejando una ráfaga de aire tras ella.
Me tumbo en el suelo por acto reflejo, y al segundo una lanza pasa por mi cabeza, cojo una de las piedras más cercanas, y la tiro. Lo escucho en el suelo, un golpe seco, me levanto.
Pongo mis rodillas alrededor de su cuello, y mis pies presionando su cadera. No tiene oportunidad de moverse. Saco el cuchillo de una funda, y se lo pongo en el cuello. Sus ojos marrones se clavan en los míos
-          No te escaparás de esta. Le digo- Nunca debisteis juzgarme por lo que veis y oís
AH! Me levanto de golpe, sintiendo una gran presión en mi cabeza que me hace volver a tumbarme. 8 o 9 chicos y chicas más están sentados en el suelo con unos bocatas en las manos, conversando, todos con un suero injetado, de distintos colores. Yo tmabien tengo uno, sé que es de color verde, no me hace falta mirarlo. Entonces ahí están, la chica rubia y el chico de los ojos marrones de mi sueño. Mirandome fijamente.
-          Por qué os mira? Alberto y… - pregunta una chica  de pelo largo y cobrizo en susurro a la chica y el chico de mi sueño.
-          -Taylor. No sé Leire.
-          -No, no…. No puede ser… vosotros…. No.
Salgo corriendo, quitándome el suero de mi brazo. Corro sin poner la vista atrás, en mi sueño estuve a punto de matar a ese chico, y no debo hacerlo. Corro entre los pinos, entre las rocas. Hasta que no puedo más, y encuentro una cuevita, sin mucho fondo, pero lo suficientemente profunda para esconderme. Tiro una piedra dentro para asegurarme de que no hay ningún animal al que pueda servirle de cena y me adentro. Me recuesto entre algunas rocas con musgo. A lo mejor todo ha sido un sueño, un sueño largo y terrible, puede que sí, que mañana siga en casa, en mi cama, con mis peluches alrededor. Dejo que mis párpados caigan suavemente.